El Artista Moderno como un Sublimador de la Sociedad
Juan Fernando Pérez H.
“Concluir algo es una excusa para seguir creando nuevas cosas”
Más que aprender y apropiar aquello de “Apolineo” y “Dionisiaco”, a lo que me lleva la reflexión sobre el tema planteado por Nietzche es hacer un páralelo (el hombre que aprende a partir de comparaciones), entre la forma en que concibieron el Arte en una sociedad como la Griega y como lo estamos haciendo nosotros.
Para mi, un tema que enmarca mi reflexión es la zanja tan onda que ha dejado en la cultura el ideal Judeocristiano de la culpa, planteando al ser humano como algo:
a) Incompleto: le falta algo, nació sin lo necesario, irá siempre en una búsqueda externa de eso de lo que adolece.
b) Dual y opuesto: el ser tiene un “lado” bueno y otro malo y debe tomar partido, esta idea de lado se refleja en todos los ámbitos (físico, emocional, psicológico e intelectual), separando la integridad natural que hay y generando en muchos casos traumas
c) Imperfecto: la idea de un “humano ideal”, de un cuerpo perfecto, de un tipo de pensamiento correcto, de un comportamiento socialmente aceptable, trastorna las realidades particulares y desvaloriza lo que en principio es valioso, la individualidad y sentido único de cada persona.
De los fundamentos castrantes antes mencionados, que la sociedad ha infundado en cada ser humano (en casos en un grado inconsciente por ser parte de la corriente, en algunos grados mas alto con el fin de manipular), nace sin lugar a duda, el lugar donde se concibe el Arte de nuestros tiempos, un lugar que es a la vez morada y campo de batalla porque el artista se debate entre vivir en la sociedad y como tal un ser totalmente social y entre acudir a su llamado y comunicar aquello que capta y que lo trastoca (sea de la índole que sea) a través de su expresión artística.
Hace falta ahondar más en aquello que somos, emprender un “Viaje hacia el Ser” para ver de que conceptos, ideales y fundamentos estamos configurados, eso, de alguna forma será un reflejo de la sociedad que nos ha “construido”.
“La pulsión sexual -mejor dicho: las pulsiones sexuales, pues una indagación analítica enseña que está compuesta por muchas pulsiones parciales- es probablemente de más vigorosa plasmación en el hombre que en la mayoría de los animales superiores; en todo caso es más continua, puesto que ha superado casi por completo la periodicidad a que está ligada en los animales. Pone a disposición del trabajo cultural unos volúmenes de fuerza enormemente grandes, y esto sin ninguna duda se debe a la peculiaridad, que ella presenta con particular relieve, de poder desplazar su meta sin sufrir menoscabo esencial en cuanto a intensidad. A esta facultad de permutar la meta sexual originaria por otra, ya no sexual, pero psíquicamente emparentada con ella, se le llama la facultad para la sublimación.”
Freud, Sigmund (2011) [Artículo escrito en 1908]. «La moral sexual 'cultural' y la nerviosidad moderna». Ensayos sobre sexualidad. Globus. ISBN 8482233475.
Cada prejuicio, cada idea infundada bajo llave, cada concepto impermeable alejan al ser (el Artista) del entendimiento de su naturaleza como potencia perfecta; no le permite “sublimar” su energía y crear sin limitantes. Así como tal vez lo hicieron los Griegos en su momento, al ver en lo “malo” la equivalencia con lo “bueno”, todo aspecto de si era valido y por ello apreciado.
No queda más que seguir, por mi parte, indagando de afuera hacia adentro para así luego reflejar afuera.
"The false mirror", Rene Magritte, Paris 1928, Museum of Modern Art, New York, USA
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