EL ARTISTA Y SU CONDICIÓN: LA SIBILA DEL MISTERIOSO DIOS ARTE.
Juan Fernando Pérez H.
Es innegable que el hombre desea profundamente, siempre lo ha deseado, asignar una explicación y determinar claramente que es todo aquello que lo rodea; un deseo de conocer pero que también es a la vez deseo de poseer, de controlar, de limitar. Tratar de definir el arte es siempre una paradoja, es tocar una puerta detrás de la cual está la respuesta a la pregunta QUE ES EL ARTE pero que cuando se abre es la entrada a una pared con otras puertas a otro lugares donde hay otro tipo de cuestiones (y mas puertas) que pretenden definirla.
“¿Qué es el arte? Hoy que todo es arte, curadores, artistas, galeristas, ninguno alcanza a definirlo. Según Aristóteles una definición contiene la “esencia de esa cosa”, la definición existe para darle claridad, significado y realidad a algo. En medicina si el enfermo puede describir lo que siente o padece, la enfermedad existe. Si el arte es algo indefinible para un grupo, entonces no existe y no es arte. Anselmo de Canterbury en su prueba ontológica de Dios dice que si se puede tener en el pensamiento la idea de Dios, por grande que éste sea, es porque parte de una realidad y entonces existe. Si los curadores, artistas y expertos carecen de una idea del arte, entonces el arte no existe.”
Avelina Lesper, “Circulo Vicioso”. Artículo.
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El Arte, de ahora en adelante ente divino, y como tal perfecto, ininteligible, infinito y de un sentido que no es totalmente abarca por el entendimiento humano (aunque sea este quien lo crea). Su divinidad sobrepasa la condición humana y aunque se acerque a éste para redimirlo, salvarlo y darle sentido a todos los fenómenos que éste no entiende, sus señales están trazadas por el profundo misterio, el significado oculto, la magia y claro está, la Apolínea adivinación.
Varios puntos unen el acto Artístico (prueba de la existencia del arte) con la adivinación griega.
Hay un Dios: Apolo – Arte
Hay un medio: Pitonisa – Artista
Hay un proceso: trance – Conexión con la idea creativa
Hay un mensaje: Oráculo – Obra de Arte
Hay un proceso del lenguaje: Adivinación del Oráculo– Entendimiento de la obra.
Así como el Dios Apolo se expresaba en un lenguaje cercano al de los hombres aunque codificado, “ilógico” y cargado de misterio, así el Arte habla al hombre en un lenguaje tan complejo que requiere de la adivinación, la conexión con en términos Nietzchenianos, de la lógica mesurada apolínea integrada con la desbordante sensación de lo dionisiaco para su entendimiento.
Sentimientos y razón al servicio de un solo Dios, el Arte que se sirve de lo bello y lo “no bello” para configurar una experiencia única de placer y turbación en el hombre.
Por su parte, el artista que se convierte en Pitonisa expresa sus “visiones” en lenguas extrañas y complejas para el común, y hace de su obra el Oráculo del Dios Arte. El “Sibila” se conecta con algo que va más allá de la lógica, puede llamarse mundo onírico, trance metafísico, escucha “la voz de Dios” y sin pensar deja que todo su ser se invada y funcione como medio.
Sobre la pitonisa “Se sabe que la elección de este personaje se hacía sin ninguna distinción de clases. A la candidata sólo se le pedía que su vida y sus costumbres fueran irreprochables. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el santuario.”(1). Se podría decir entonces que el artista se ve inmerso y “condenado” a vivir en su estado, no hay manera que el trance termine y este personaje se convierta en otro ciudadano cualquiera, se dedique a otros oficios y olvide su función, una vida dedicada al Arte.
De la paradoja no hay manera de salir, es la forma en que el hombre hábita la concepción de los estados superiores a su condición, el Arte como Dios lo es todo a la vez: es el llamado, la puerta, el camino, la experiencia, el medio, el mensaje y la redención.
No hay otra forma de recorrer el camino que sucumbir de pies a cabeza, de ser entero, en un legítimo “acto de fe” ante el Arte, disfrutar de sus deliciosos manjares y continuar abriendo puertas, puertas que llevan a mas puertas.
(1)Wikipedia, "Oráculo de Delfos". Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Oráculo_de_Delfos
“Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.”
Julio Cortázar
1963
Rayuela - Capítulo 68
[Capítulo de novela. Texto completo.]