basado en:"Discurso sobre la dignidad del hombre"
Juan Fernando Pérez H.
El hombre controlador del universo Diego Rivera, 1934, Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México.
La propuesta humanista que desarrolla Pico della Mirandola en su febril discurso es una invitación a exaltar al ser humano y devolverle el lugar que le ha sido arrebatado, unificando en un solo “relato de creación”, las diferentes formas en que diversas culturas han construido tal modelo; sin lugar a duda sobresale la posición judeocristiana pero incluye o “modifica” su raíz, lo cual da un tinte incluyente e innovador.
Él sitúa al hombre en el punto central de toda la existencia, lo establece como una obra ambivalente, la cual comparte lazos familiares tanto con lo terrenal (lo bestial, salvaje, animal) y lo divino e inmortal (ángeles, querubines, tronos), además define la condición humana como la más digna y mas provechosa de todas las condiciones que pueden encontrarse en la existencia, por la sencilla y contradictoria razón de que el hombre goza del libre albedrío.
Lo dota de libertad para elegir cual lado (humano ó divino) desarrollar a lo largo de su vida. Establece una jerarquía que va desde lo divino (Dios, El Ente, el ser supremo) hasta lo mas ínfimo de la existencia terrenal, en una visión monoteísta reguladora de la vida; invita al hombre a desarrollar sus potencialidades bajo la etiqueta de libertad, ya que goza de todas las posibilidades por su dualidad (y es aquí donde el libre albedrío es contradictorio), ya que lo insta a no dejarse llevar por el mundo terrenal (tomar partido, polarizarse), y por el contrario lo sumerge en el “deber” de desarrollar su parte divina por medio de la Filosofía y regirse por la doctrina de un Dios Apolíneo.
El hombre es por tanto amo y señor en la tierra, antropocentrismo neto del Renacimiento, pero atado a los designios de un dios que es mesurado, es dialéctico (filosofo), correcto, represor de pasiones y emociones (método infalible para la purificación, aborrecer lo material y no disfrutar del mundo) y sin duda alguna un dios Ideal.
Es ideal tanto por sus parámetros quiméricos y por acuñar allí el mundo platónico (el Neoplatonismo presente también en este período), donde lo perfecto es el mundo de las ideas, por lo tanto, el ejercicio racional de discurrir entre éstas (Filosofía), sería el bien mas preciado de alcanzar, el mejor de los caminos.
¿era entonces, según lo planteado, el hombre libre?, dudosamente. Aquel que osara vivir en plenitud las delicias del cuerpo y no siguiera tales parámetros (muy bien detallados), sería no honrado con el título de hombre libre, sino de impuro, viciado, indigno.
De allí que este planteamiento sea parte de una latente metafísica ya que determina que hay y siempre ha habido un origen divino de todo lo existente, que es uno sólo, que el hombre no es sólo ciencias, sino que es visitante del mundo onírico de las Ideas (verdaderas, bellas y perfectas), plantea unos parámetros y una doctrina clara que el hombre renacentista debía seguir; condicionante: si haces esto, pasará aquello, una divina providencia es la que decide, la mayor prueba que se tiene de todo es intangible, éste habita el mundo de las ideas, es un espíritu que está en todos y es uno sólo; sigue entonces un planteamiento de “búsqueda del camino, la perfección, la inmortalidad, el “más allá en el cielo”.
Si bien esta propuesta pretendía rescatar al ser humano terrenal y glorificar su condición, algo que partía las cobijas con el medioevo, y además intentaba unir credos en un proyecto multicultural del “origen”, lo que es algo innovador, no logró desvincularse de ser una “nueva doctrina” y como tal seguía teniendo normas, lineamientos y parámetros de valor moral, no porque la justa razón fuese hacerlo; sólo da muestra de que la metafísica fue esencial a una de las, a mi parecer, grandes épocas del arte, fue una herencia inalienable del arte de todos los tiempos y lo sigue siendo para todos los tiempos.
Decir entonces que la metafísica está muerta, para mi sería dar vida a un contendiente de Pico della Mirandola (con una racionalidad y cientificismo absoluto), seguir gozando de “libertad condicional” y no trascender los umbrales para una libertad total.
DISCURSO SOBRE LA DIGNIDAD DEL HOMBRE
GIOVANNI PICO DELLA MIRANDOLA
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