viernes, 28 de noviembre de 2014


EDUCACIÓN EN ARTE, HACIA LA GESTACIÓN DE UN SISTEMA VIVO
Una serie de preguntas, camino a las respuestas 
Juan Fernando Pérez H.


Para la consolidación de cualquier organización social, se hace necesario que sus ideales o planteamientos sean compartidos por una “masa considerable” de seres humanos que a su vez transmitan estos planteamientos a futuras generaciones, para que aquello que se promulga pueda tomar el lugar de una “verdad”.

El arte se inscribe en estos parámetros básicos y si bien todos los elementos son primordiales, debería en primer lugar ser compartido por todas las personas y no por una “masa”, pero dentro de la relación, cabe resaltar “la transmisión” como el componente que da vigencia al ámbito, por lo que la educación se torna en el eje central, no como base de la experiencia ya que no sólo se trata de la formación de artistas, sino como la “capacidad instalada” de los individuos frente a la experiencia, en este caso, con el mundo del arte.

Considero que el sistema de arte actual es como una vía que se ha bifurcado; por un lado en una gran autopista (a la cual denomino Arte/sistema) y por otro, en un camino improvisado a un lado (Arte/órgano-vivo); estos, a medida que pasa el tiempo se van haciendo menos paralelos y más opuestos, lo que los deja con menor posibilidad de fundirse nuevamente en la gran vía. Pero ¿Cómo funcionan estas bifurcaciones y por qué es necesario retomar la unidad?

Para mi, el arte funciona con la estructura base de un sistema de comunicación (emisor-canal-receptor), en su particularidad y correspondencia, artista, obra y espectador; estos agentes se configuran de maneras distintas según “la vía” a la que se inscriben y en medio de la cual deciden transitar.

La autopista, aunque de buena estructura física que permite un buen viaje por medio de museos, salas, convocatorias, concursos y demás espacios brindados, la percibo como un aparato métrico, el cual piensa sus órganos bajo la pregunta de ¿Cómo medir? Y a partir de allí clasifica a la vez que excluye, adopta un carácter lineal y progresivo (monodireccional), rígido y normativo.

Allí hay un emisor que va tras el reconocimiento de su calidad de artista, (con variopinto requisito para su titulación), que a mi manera de ver se aleja en gran medida de su función y se convierte en un artista-relacionista público, foco de “popularidad social”, que se acredita a partir de conveniencias y favorecimientos; su nombre da la importancia a la obra, un branding donde él se sitúa por encima de su obra, le resta importancia y busca el reconocimiento de si ante el mundo.

La obra que éste genera es de una u otra manera comisionada y clasificada como pertinente o no al estándar de gustos y criterios de curadores y/o jueces de concursos y convocatorias. Es desequilibrada pues no siempre cuenta con igualdad entre concepto y materialización; además de la falta de “gracia” es tendencial y a la moda; un buen producto, para un buen negocio.

Aquí “espectador”, distingue a todos (los pocos) consumidores de arte de la sociedad, los cuales crean una especie de comunidad cerrada que determinan las direcciones del sistema y plantean reglas; el arte al servicio de ellos, no al servicio de la sociedad como experiencia trascendental que se traza en todos los ámbitos del ser humano (sensible, mental, espiritual).

La obra adquiere un valor ajeno a su esencia, no vale por su capacidad mística y comunicativa, vale tal vez más por ser de "Fulanito" o "Perencejo", no se sabe si el sistema es de arte, de artistas, de entidades o un negocio, y bajo estos ojos, el concepto de construcción social se hace superfluo. Es difícil para el sujeto inmerso en la materialidad del sistema actual entender que el arte tiene un gran peso y es vital, no es del azar ni un acto innecesario (recreativo), sólo porque los parámetros lineales de evaluación y segmentación que usa normalmente no aplican para este fenómeno que es complejo y trascendental (lo es en la medida en que afecta los sentidos, afecta las ideas, los principios, lleva a la reflexión y se instaura de una manera tan personal y propia); esta autopista se queda corta a pesar de todo.

El camino aledaño, se entrevé como un brote del Arte/órgano-vivo, que a falta de infraestructura y recursos, va formando su propia senda propenso a palidecer ante la magnitud vecina; salas alternas, propuestas con tinte social y de construcción de tejidos, iniciativas con nuevas dinámicas frente al fenómeno y nuevos lenguajes integradores sacan su escudo.  Aquí, el arte nace de una chispa de vida, como agente de creación que pulsa la vida misma, abarcando espacios del ser que otras experiencias humanas no logran tocar ni contemplan. Un duro camino, que aunque también se queda corto, lo hace desde la forma y no desde el fondo.

Para llegar a todos los ámbitos del ser, la obra (principal eje del intrincado mecanismo que es el órgano-vivo) cuenta con un equilibro entre una claridad material (que toque las fibras sensibles y cautive o mueva sensaciones primarias) y una invitación a la reflexión conceptual desde un punto subjetivo de lectura e interpretación; cualquier intento de descripción sería una simple apariencia o suposición y no se puede tomar como una verdad absoluta ni dictaminante de tendencia. El resultado de éste diálogo interno conmueve la esencia espiritual.  

El artista “órgano/vivo” actúa con su “genialidad” como plantea Kant, bajo unas reglas que no define pero siente palpitar en sí y hace uso de los conocimientos, teorías, técnicas y procedimientos que con mayor fidelidad le llevan a alcanzar su fin. Además se convierte en pitonisa que expresa sus “visiones” en lenguas tal vez extrañas y complejas para el común, pero que permiten apreciarla y hace de sí "el oráculo del dios arte".  La “Sibila” se conecta con algo que va más allá de la lógica, puede llamarse mundo onírico, trance metafísico, escucha “la voz de Dios” y sin pensar, deja que todo su ser se invada y funcione como medio.

El espectador no se plantea una posición prima en el sistema, no hay niveles ni clasificaciones, se permite ser vulnerable ante la obra de arte y sus tejidos, sabe que su verdad es una más que aporta a la gran fundación de “verdades” de la obra, una verdad potencial, porque ella en sí permite los distintos abordajes y reflexiones. El mismo artista es espectador y junto con los otros forjan las dinámicas de este medio risomático; el mercado existe pero hace parte de ese intercambio, no domina ritmos, por el contrario los sigue y potencia el constante crecimiento, la depuración y la apertura. 

Es en ésta relación de interconexión, donde la afirmación “arte para todos” cobra más peso y el lugar en el que se debe tener claridad que la palabra “todos” no excluye (no es todos los que hacen parte de x o y grupo) todos es todos. Es en la educación pero más que una educación en las artes, es en la formación de sensibilidades que se descubre la herramienta que permite trazar una ruta clara hacia el desarrollo de ese Arte/órgano-vivo el cual atañe a TODOS, importa y concierne a TODOS y es parte de la vida de TODOS. 

Pero, si el arte es para todos ¿es la obra la voz de su tiempo por dirigirse a todos? ¿dónde queda la voz del artista? ¿éste expresa la voz de su tiempo o construye su propia voz frente a su tiempo?

La idea de obra nace como producto de una interrelación entre los factores del ser, los internos entre si y a su vez estos con los externos, de una forma muy intrincada sin proponer niveles ni jerarquías entre ellos. Por lo cual es tanto lo uno como lo otro: es el artista en medio de sus dos pupilas, sentidos y reflexiones y es el relato de una época; es singular y plural, la obra y las "n" lecturas que no son más que otras “obras” o “verdades” de un gran sustrato reflexivo. 

De la paradoja no hay manera de salir, es la forma en que el hombre habita la concepción de los estados superiores a su condición, "el arte como dios" lo es todo a la vez: es el llamado, la puerta de entrada a sí y salida al mundo, el camino, la comunión (común unión), la experiencia, el medio, el mensaje y la redención.

Se hace necesario que el Arte/órgano-vivo ocupe el lugar que la vacua tendencia post-contemporánea goza en nuestros días, tomar la infraestructura de la autopista y no sólo apropiarse de los espacios sino redireccionar los caminos de la formación porque “el florecimiento humano requiere el florecimiento de las disciplinas de las humanidades”, como mencionaba al comenzar, es la educación la que permite a los seres humanos la plenitud de la experiencia estética y de la vida en general.

Una educación de procesos conductistas que rosa las humanidades, las visita de vez en cuando o se encuentra abismalmente aislada de un profundo carácter humanizante, (lo que precisamente genera el arte en los seres humanos), da como resultado sujetos socialmente adaptables y maleables y no por el contrario individuos apropiados de si, integrados con su pluralidad (interna y externa) y su comunión en la diversidad.

El arte trasgrede hasta un punto que ni el papel moneda de mayor denominación de toda la faz de la tierra es capaz de tocar, pero no sólo lo toca sino que juega con él, lo estimula, la lleva de paseo y lo devuelve a su casa para antes de las 10 pm; después de esta visita ya nada será igual, esa “doncella encerrada” aprende nuevos lenguajes, se vivifica y transforma, se deleita.

jueves, 27 de noviembre de 2014

¿Quién es?... Con A de Artista
Juan Fernando Pérez H.


"¡Cómo anheló salir de esa sala lóbrega y vagar entre aquellos macizos de rutilantes flores y aquellas frescas fuentes! Pero ni siquiera podía pasar la cabeza por la entrada del pasaje."


Lewis Carroll, "Aventuras de Alicia en el país de las Maravillas"



miércoles, 12 de noviembre de 2014


“MIRROR MIRROR ON THE WALL…” 
La Obra de Arte como una fuente inagotable de Verdades
Juan Fernando Pérez H.


I 
Dicotomía del “ser” de la obra de arte

La obra, como producto de la intención, es, y eso que es lo es por si sola, en si contiene las rutas y el lenguaje necesario para ser vivida; un planteamiento netamente metafísico en el que la obra es su mismo principio, desarrollo y contexto. 

Por otro lado, la historia nos sitúa frente a la obra como una pieza maestra, la cual se ha valorado y en torno a la cual se ha creado todo un microcosmos (Velazquiano, en este caso en particular) constituido por lo que otros han pensado que el artista pudo ser y lo que, según sus análisis, su obra se carga en significados.

Entonces, ¿la obra es por aquello que es y suscita (Gesto)? o ¿es por aquello que se construye alrededor de esta?


II
La metafísica en la obra, el mito de “Las Meninas”

La obra “Las Meninas” de Velásquez, se ha hecho famosa a partir de supuestos, todo lo místico de “Las Meninas” ha sido construido por otros, la carga simbólica se valida debido a los hallazgos en la biblioteca del autor sobre simbología y otros temas relacionados. Pero ¿qué hubiese pasado si no se hubiese encontrado tal información? ¿No tendrían validez los códigos y lecturas que en ella hay? ¿Sería solo un retrato más? ¿Las demás obras que no demuestren tener un sustento temporal y bibliográfico no son significantes (de signo) y simbológicamente compuestas?

Es innegable su valor histórico y cultural, pero en principio ES porque ella habla un lenguaje que fue impreso por su autor al momento de su creación, (este se encuentra contenido en ella misma y parte de sus propios parámetros constructivos para dar su propia “vida”); luego sucede que la voz del artista se pierde, ya que en ese “ritual de creación”, el artista es canal (Sibila) que en trance participa en parte de este alumbramiento, pero al cual se le niegan multiplicidad de códigos y lecturas, no por fuente del azar sino del misterio metafísico que adquiere la obra.


III
La obra como una fuente inagotable de “verdades”

Cualquier intento de contar “la verdad total” de una obra es inútil, empezando por la intención del mismo artista, ya que si este intenta expresar el sentido de la obra, ya habrá partes "mutiladas" debido a que el lenguaje (cualquiera de los métodos, oral o escrito) clasifica, filtra, cierne y depura, acomoda en su orden lo que supone sentir quien la ha creado, con un valor predeterminado (el asignado a la imagen de bueno, agradable, entre otros conceptos),pero que no es mimesis del verdadero sentir del artista ya que no hay manera de cualificar y menos de cuantificar el nivel de satisfacción y el sentimiento experimentado; cualquier intento de descripción sería una simple apariencia o suposición.

“No existe, hasta la fecha, ningún tipo de impresión digital que se acerque, ni de lejos, a la monumentalidad y el misterio de Las Meninas de Velázquez. La presencia del original impacta aunque sepamos que existen, millones de reproducciones. El aura del original, retomando la errónea idea de Benjamin, no puede ser tocada por la posibilidad de una reproducción, al contrario, ver una impresión despierta la curiosidad de conocer el original”

Avelina Lesper, “La reproducción mecánica de la Irrealidad”


Cualquier acercamiento a la obra de Arte, se hace innegablemente desde una mirada construida por contextos personales y por ende únicos, aproximarme, pues, como individuo artista, no asegura una lectura total y fidedigna de la obra, a lo mejor ni siquiera parcial, sin importar cuan sumergido se encuentre uno en su historia, sus significados; lo único que hago es mirarme una y otra vez en ella, mi cristal refleja así como el supuesto espejo que Velásquez usó para crear su obra.

Juan Fernando Pérez, "Yo, Meninas" Reinterpretación de "Las Meninas" de Velásquez (2014)

Palabras claves: Historia, lenguaje, individuación, subjetividad y misticismo 





miércoles, 5 de noviembre de 2014



Repeat after me: El arte de enseñar “Arte”
Emprender al Viaje hacia la Utopía de las Metafísicas
Juan Fernando Pérez H.


“En este momento la escuela tiene edificios del siglo XIX, docentes del siglo XX y alumnos del XXI”
Daniel Cassany


Capricho n.º 37: ¿Si sabrá más el discípulo? - Las estampas de Asnerías
Francisco de Goya 1799


Hablar de pedagogía en términos historiográficos y en detalle de corrientes es un tema que tal vez tomé buen tiempo, claro es que “quien no conoce su historia está condenado a repetirla” y desde  los métodos educativos de hoy, nuestra ventana, parece ser que nadie a querido asomarse a conocer la historia.

Me gustaría pensar que una pedagogía de las Metafísicas es posible, enseñar a los que enseñan desde una mirada en el ser en cuanto es, donde se entretejan diferentes relaciones entre los individuos que participan del proceso educativo, nada lineales y jerárquicas, relaciones cíclicas, ondulantes, vibrantes y estimulantes que más que rellenar, vacíen y dejen espacio a lo que el propio viaje quiera ir llevando como maleta, como recuerdo de paraje, como experiencia de vida. Esto se pinta como una utopía frente a un sistema de métodos lógicos, regulativos, homogenizantes y “castrantes”. ¿Será que el único conocimiento posible es el conocimiento de la historia? ¿a una persona sólo le basta con saber muchos datos sobre muchos temas para ser un “intelectual”? 

Hoy cuando la ciencia a dado frutos como arroz, los procesos que esculpen otras vías de conocimiento se presentan como mitos, se ven como unas buenas películas de ciencia ficción o un cuadro muy bonito pero definitivamente muy “costoso”; para algunas selectas agrupaciones es más que una verdad y participan de ellos como una secta privada, tal vez por sentido de exclusión, tal vez por las grandes barreras que el poder implanta para su difusión.

Una cosa es impartir conocimiento, otra muy distinta es entrar en el juego de crearlo; las instituciones sociales (religión, política, economía, etc) regulan e imparten sus estructuras de pensamiento y cohiben la libre expresión del pensamiento (no libertinaje de pensamiento), capacidad crítica y reflexiva de las seres que habitan sus territorios, y el Arte si que requiere de ellas, en cuanto A+B siga siendo igual a C y no a A+B =¿C?!, una educación artística que realmente haga honor a su origen (el Arte), no podrá mas que valerse de penosas y paupérrimas muestras de arte-sanía y manualidad como componente sensible de todo un sistema de “formación”.

¿Por qué reina aquello que va en pro de la prueba absoluta y contundente, que limita al ser humano a conformarse con lo que sus pruebas puedan corroborar y lo que no simplemente “no existe” y no aquello que toma piezas de todos los mundos del ser humano, las somete al conflicto pero no las disgusta entre si y los conjuga en pro de su integridad y que además poco rechaza?

No basta sólo con aprender lecciones, aprender una técnica, construir un discurso funcional y entendible; el mundo del Arte requiere de una entrega y una extralimitación del ser hasta que se traspase a si mismo y ponga en ese objeto de su búsqueda la chispa de vida que la hace merecedora de obra de Arte.

“El error y el acierto, fundamentales dentro del proceso cognitivo del aprendizaje, están nulificados ¿Cómo un maestro va a reprobar o corregir a un alumno por la calidad de un trabajo si todo es arte y la obra es infalible? No existen parámetros o criterios de evaluación y el maestro no tiene autoridad para hacerlo. La misión de adquirir conocimientos también es obsoleta. Si ya la obra está dada, qué le enseña el maestro al alumno. “

Avelina Lesper, Refundar la educación Artística

Tal vez el primer paso hacia la realización de una Utopía (aún cuando en otros rincones del mundo ya trabajan en ella y de utopía no tiene ni los cucos), sea creerla posible y construir los puentes y las naves que atraviesen los abismos que separan a la tierra de la plana en cuaderno de cuadricula y el dibujo de muestra y al planeta del pensamiento propositivo, donde se juega con la belleza, como plantea Schiller, para ser hombres.



La era del profesor desorientado
J.A. Aunión

Escena de escuela o La letra con sangre entra, Francisco de Goya
1780 -1785

lunes, 3 de noviembre de 2014


"Si me dan a escoger, me quedo quedo con todo"
La Ciencia VS La Metafísica, un cuento pasado de moda.
Juan Fernando Pérez H.


El principio de considerar el hombre como un ente dividido, teoría que no sólo las corrientes espirituales sino la misma ciencia han desmentido (con teorías físicas sobre la esencia en donde todo se conecta como el físico David Bohm, en su libro “La Totalidad y el Orden Implicado”), nos abre la puerta al entendimiento de que no hay razón para dividir las creaciones humanas en entes irreconciliables, que no pueden convivir ni mezclarse como el agua y el aceite.

El Arte ha sido, durante todo el tiempo en que esta diferenciación se ha planteado, la muestra fehaciente de su falsedad, ya que esta bebe de muchas fuentes, nace en el hombre como un amasijo de todo lo que és y lo compone, de su expresión no escapa la ciencia, la política, la economía ni sus creencias.

Son muchas las teorías que defienden una educación basada en las humanidades, en la integridad del ser y no en la “maravillosa” educación por competencias, claro está que este sistema poco favorece la supremacía del poder, ya que derroca su base y permite, no la igualdad, sino la diversidad.

El artista actúa con su “genialidad” como plantea Kant, bajo unas reglas que no define pero siente palpitar en si y hace uso de los conocimientos, teorías, técnicas y procedimientos que con mayor fidelidad le llevan a alcanzar su fin. Si fuésemos a desvincular el Arte y la Ciencia (y de ahí a un paso, la Metafísica y la Ciencia), tendríamos que conformarnos con la sola idea de Arte, porque la técnica desarrollada por métodos científicos es la base para la creación, la misma obra “conceptual”, necesita sin duda alguna del avance de la escritura (tecnología) para permitirse ser obra.

Abría campo también para decir que todo Arte es “conceptual”, ya que nace de una idea (aunque no sea lógica, idea o imagen a fin de cuentas), pero con decir que toda expresión del hombre, de la cual se quiera dar cuenta y enmarcar dentro de un sistema llamado “Obra de Arte”, ha necesitado, necesita y necesitará de todo lo que al mismo rodea para ser, es innegable.

Es labor del Artista, y en este caso, de los Licenciados en Artes, construir nuevos caminos para el desarrollo de microsistemas que potencien el encuentro con las genialidades individuales y no con el Genio socialmente impuesto, para que la persona, tomando el camino que desee recorrer, pueda tener las herramientas para el encuentro amable con la interdisciplinariedad y la integridad de su capacidad

¿De qué lado estoy? ¿ciencia o Arte? ¿Lógica o Imaginación?, el Arte nos llama a no polarizar, nos invita a integrar y a fortalecer la capacidad creativa como una herramienta de uso común y no exclusiva de “los locos de Artes”.


“El mundo se está llenando de ingenieros que no pueden distinguir una cursilería de un buen poema, y de gente “culta” que no sabe nada sobre la electricidad excepto que ésta funciona cuando aprietan un botón.“
Stringfellow Barr, educador estadounidense (1897-1982)




Epicuro y su fórmula de la felicidad: metafísica aplicada.
Juan Fernando Pérez H.


«No sólo todo poeta, sino todo hombre debería tener una metafísica» 
Rafael Argullol, El correo español- el pueblo Vasco, Iñaki Ezquerra, 23/05/1988.

Creer en algo genera en nosotros una base con la cual miramos lo que nos rodea, es como si se construyera un espejo en nuestro pensamiento en el cual reflejamos todo, incluso a nosotros mismos, porque lo que creemos que somos es sólo una idea, no es todo lo que somos. Partiendo de está idea, hay diferentes grados de sesgo según nuestro sistema de creencias, pero nadie escapa de creer en algo (por ende nadie escapa de la metafísica), porque hasta aquel que no cree en nada, cree en que no cree nada. 

Creer en un camino, una forma de hacer algo, una fórmula, un método por más aterrizada y materializada que sea, comprobada, analizada y certificada por las autoridades competentes, no hace al individuo menos “sujeto” a la metafísica que aquel que entrega su bienestar a una estampita; dos métodos diferentes, pero ambos con un fin, una “esperanza”.

Por eso, cuando alguien intenta definir algo, en este caso la felicidad, y da las instrucciones para alcanzar tal estado, está sin duda alguna creando un sistema metafísico, “haz esto para llegar a aquello”, “esta es la verdadera ruta de…”.

Mi pregunta es, ¿Por qué querer escapar a toda costa de la metafísica? Pienso que es un tiempo para las Metafísicas, un sistema en el que cada individuo tenga la facultad de construir su propio sistema de creencias, mutable y en movimiento, una voz propia pero no desligada de las demás. Una voz que se permite expresar la mayor cantidad posible de su todo, a través del Arte que no es lineal ni esquemático, que no pide razones sino que da muchas preguntas, que es rizoma, integrador y fuente de libertad.

“Mientras haya una creencia, habrá metafísica. La misma búsqueda de su no-existencia es un proceso metafísico.” 



¿Cuál es la finalidad del Arte?
Basado en la Teoría Metafísica Aristotélica
Juan Fernando Pérez Higuita





Mucho de lo que se crea en el mundo actual está determinado por su fin propuesto de antemano, todo es proyectos, propuestas de desarrollo, búsquedas de avances (médicos, tecnológicos); los ámbitos de la sociedad humana, regidos por una lógica de la evolución que se materializan en grandes economías, mega construcciones, productos de mayor tecnología, en índices estandarizados medibles y cuantificables, los mismos que clasifican, organizan y determinan los diversos y marcados niveles sociales y mundiales (sea el ámbito que sea: economía, política, salud, educación, paz-guerra, moral, religión). 

Pero, ¿Qué pasa entonces cuando se habla de la finalidad del Arte?, ésta, como las demás “ciencias del espíritu” se rigen por otros parámetros y aunque también hace parte de la creación humana como lo anteriormente mencionado, su finalidad es sin duda alguna otro aspecto: LO INMATERIAL.

A través de su materialidad (la obra), el Arte trasgrede hasta un punto que ni el papel moneda de mayor denominación de toda la faz de la tierra es capaz de tocar, pero no sólo la toca sino que juega con ella, la estimula, la lleva de paseo y la devuelve a su casa para antes de las 10pm, pero después de esta visita, ya nada será igual, esa “doncella encerrada” aprende nuevos lenguajes, se vivifica y transforma, se deleita.

Es difícil para el hombre inmerso en la materia entender que el Arte no es al azar ni un acto innecesario, porque los parámetros lineales de evaluación y segmentación no aplica para aquello que trasciende y es complejo (lo es en la medida en que afecta los sentidos, afecta las ideas, los principios, lleva a la reflexión y se instaura de una manera tan personal y propia).

No hay manera de poner al arte a caminar en los zapatos de otros ámbitos, para mí, su causa y su fin, yacen en un llamado “ilógico”, que en tiempos de la razón como Dios todo-lo-sé-porque-todo-lo-compruebo, es un hueso difícil de roer para muchos.

Es como si el hombre tuviera algo más allá de lo que se ve, la espiritualidad se escurre en las manos de la obra de Arte y se deja tocar en la materia; lo llama y lo invita a recordar sus caminos.